Las 5 Playas con las Olas más Peligrosas del Mundo para Surfear

Nazaré, Portugal: La Capital de las Olas Gigantes

Nazaré es un pequeño pueblo pesquero entre Lisboa y Oporto, conocido como la ‘capital de las olas gigantes’. La Praia do Norte, en particular, es famosa por sus enormes olas, donde Sebastian Steudtner rompió el Récord Guinness al surfear una ola de 28.57 metros a inicios de 2024. Las olas de Nazaré son rápidas y acompañadas de fuertes corrientes submarinas, además de un acantilado con rocas que incrementan el riesgo.

Jaws, Hawái: Olas Tan Feroces Como un Tiburón

En el norte de la isla de Maui se encuentra Pe’ahi, conocida también como ‘Jaws’ debido a la fuerza impredecible y violenta de sus olas, que pueden alcanzar hasta 20 metros de altura. La ubicación remota de Jaws complica la atención médica en caso de emergencia, aumentando el peligro de surfear allí.

Teahupo’o, Polinesia Francesa: El Monte Everest del Surf

Teahupo’o, la actual sede olímpica de surf, se encuentra en el sur de Tahití. Conocida como el ‘muro de calaveras’ en tahitiano, sus olas gigantes y potentes pueden arrastrar incluso embarcaciones grandes. Según Fernando Aguerre, presidente de la Asociación Internacional de Surf, las olas de Teahupo’o son el ‘Monte Everest’ del surf debido a su tamaño, arrecifes afilados y crestas de hasta 10 metros de altura que forman tubos perfectos pero mortales.

Mavericks, California: Ola Mortal en la Costa Oeste

En Half Moon Bay, cerca de San Francisco, se encuentra Mavericks Beach, famosa por sus olas poderosas y frías. Las olas pueden alcanzar hasta 20 metros durante el invierno y son conocidas por su fuerza, que puede arrastrar a los surfistas hacia las rocas. La presencia de tiburones y la niebla espesa añaden más peligros a esta ya desafiante playa.

Pipeline, Oahu, Hawái: La Más Mortífera del Planeta

Pipeline, en la playa Ehukai al norte de Oahu, es conocida por sus olas potentes que rompen en áreas poco profundas con grandes piedras y cuevas submarinas, lo que provoca numerosos accidentes. Aunque las olas de Pipeline apenas alcanzan los 11 metros, su combinación de características peligrosas la convierte en la ola más «mortífera del planeta»